miércoles, 10 de abril de 2013

Sal vs la salud
La sal (o cloruro de sodio) se encuentra en cualquier cuerpo vivo dentro del cual desarrolla funciones de suma importancia para nuestro correcto funcionamiento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) nuestras necesidades son de aproximadamente 6 gramos por día (tomando en cuenta toda la sal de nuestra dieta, es decir, la que adicionamos a los alimentos y la que se encuentra naturalmente en ellos) y la mayoría de los mexicanos consume una cantidad muy por encima de este valor (llegando a consumir una cantidad doble o triple de lo que realmente requieren) y a pesar de que podemos eliminar el excedente de sal a través de la orina, los desequilibrios repetidos entre la ingestión y la eliminación de la sustancia terminan por alterar este equilibrio (afectando progresivamente al riñón). La hipertensión arterial es un claro ejemplo del resultado entre los desequilibrios de la ingesta y excreción de la sal. Esta enfermedad que puede prevenirse llevando a cabo un consumo moderado de esta sustancia o  controlarse con la misma medida y aunque no todos tenemos la posibilidad de cmedir la cantidad de sal que consumimos o llevar una dieta bajo las indicaciones de un experto en la materia como lo son los nutriólogos o dietistas, existen sencillos acciones para evitar que “nos sobrepasomos” con esta:
1.- Prepara los alimentos con la cantidad de sal adecuada: no todos los alimentos deben tener un sabor salado, la función de la sal en los alimentos es intensificar su sabor y no cubrirlo con el de la misma.
2.- Eliminar saleros de la mesa: esto evitara adicionar sal a alimentos que ya contienen una cantidad adecuada de ella.
3.- Evitar en lo posible alimentos enlatados, embutidos, productos en salazón o salmuera, carnes secas, etc.; todos ellos poseen cantidades muy elevadas.
4.- Leer siempre las etiquetas la cantidad de sodio aportada por los alimentos: optar siempre por aquellas opciones que aporten una menor cantidad.
5.- Desalar los alimentos cuando sea posible: algunos alimentos son conservados mediante la adición de sal (con ello se reduce el riesgo de contaminación bacteriana) y estos mismos pueden ser desalados al ser sumergidos en agua o lavados con esta.
6.- Evitar frituras empacadas: generalmente poseen cantidades elevadas.
7.- Procurar un consumo elevado de alimentos ricos en potasio: el potasio contribuye a equilibrar los niveles de sodio en el organismo.
8.- No abusar de las bebidas deportivas y sueros rehidratantes: como su nombre lo indica, estas bebidas están diseñadas para deportistas o individuos que están perdiendo grandes cantidades de electrolitos y su consumo puede ocasionar desequilibrios en individuos que no están perdiendo estas sustancias.
9.-  Finalmente llevar una dieta adecuada rica en frutas y verduras: una alimentación balanceada contribuye a la mantención del organismo en los niveles más óptimos y a mantener el equilibrio dentro de este.
Tomar en cuenta estas medidas podría evitar una enfermedad futura y una posible complicación de la misma (muchos de los pacientes con insuficiencia renal y otras enfermedades iniciaron con hipertensión arterial.

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