domingo, 7 de abril de 2013

ALMACENAMIENTO Y CONSERVACIÓN DEL ALIMENTO EN CASA

 El tiempo que los alimentos permanecen a altas temperaturas, en particular los congelados y refrigerados, constituye un factor crítico para su conservación. Generalmente, a mayor temperatura mayor es la posibilidad de que se incremente el número de microorganismos presentes en los alimentos. Por tanto, mayor es el riesgo de que surja una toxiinfección alimentaria.

Desde el preciso instante que efectuamos la compra de alimentos en cualquier establecimiento, uestra condición personal sufre un ligero pero importante cambio. 

Sin darnos cuenta, pasamos a ser algo así como manipuladores de alimentos, por lo que las precauciones, sin llegar al extremo de ser obsesivas, deben incrementarse. En especial cuando llegamos a casa y nos disponemos a guardar la compra en el frigorífico o en el congelador.



Sin darnos cuenta, en ese simple y necesario acto podemos introducir microorganismos a través de nuestras manos si están contaminadas. Unas simples medidas de higiene personal, como lavarse las manos con abundante agua tibia y jabón, basta para eliminar los microorganismos que puedan estar en la piel. 
Los alimentos refrigerados envasados deben introducirse rápidamente en el frigorífico para que recuperen lo más rápidamente posible la temperatura adecuada de conservación. De igual manera hay que proceder con los alimentos congelados.
En los productos congelados tenemos que asegurarnos que el alimento está por debajo de -18ºC. Esta es la temperatura aceptada internacionalmente como la adecuada para impedir la proliferación de cualquier microorganismo. Claro está que la temperatura se modificará durante el transporte del alimento desde donde ha sido adquirido hasta casa. En este trayecto hay que evitar que el alimento se descongele o, lo que es lo mismo, que el agua siga manteniéndose en estado sólido.
Conviene llamar la atención sobre el hecho que una verdura o una fruta tienen muy poco que ver con una carne o un pescado frescos. Por ello, deben ser clasificados en momentos diferentes, espaciados siempre por un adecuado lavado de manos.
En cuanto a los alimentos que no requieren refrigeración, la mayor parte de ellos están envasados, por lo que pueden ser colocados en el lugar deseado de la despensa, al final de todo el proceso de colocación de la compra y vigilando de forma muy especial la calidad y continuidad del envase.

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