Flora intestinal
Conjunto
de bacterias que viven en el intestino y que tienen funciones beneficiosas para
la salud:
1)
fermentan los residuos de la comida.
2) estimulan al sistema inmunológico.
3)
protegen de otros microorganismos patógenos.
Las más
conocidas son los lactobacilos y las bífidobacterias.
La
gran mayoría de estas bacterias no son dañinas para la salud, y muchas son
beneficiosas. Se calcula que el ser humano tiene en su interior unas 2.000
especies bacterianas diferentes, de las cuales solamente 100 pueden llegar a
ser perjudiciales.1 Muchas
especies animales dependen muy estrechamente de su flora intestinal. Por
ejemplo, sin ella, las vacas no serían capaces de digerir la celulosa,
ni las termitas de
alimentarse de madera,
ya que no son ellas mismas, sino su flora intestinal, las que son capaces de
procesar este tipo de alimentos. En el ser humano, la dependencia no es tan
radical, pero sí es importante. Ayudan en ocasiones a la absorción de nutrientes y
forman un ecosistema complejo que se autorregula y se mantiene en
equilibrio. En otras ocasiones son imprescindibles para la síntesis de
determinados compuestos, como la vitamina K y
algunas del complejo B.
También tienen efectos colaterales, como la producción de gases, responsables del
olor característico de las heces. Algunas de ellas pueden causar infecciones de cualquier
gravedad. La flora del adulto está influenciada por una serie de factores
intrínsecos (secreciones intestinales) y extrínsecos (envejecimiento, dieta, estrés, antiboticos y
alimentos con componentes prebióticos o con organismos probioticos).
Al
estar compuesta de microorganismos es muy sensible a los antibióticos,
y éstos son los principales causantes de su destrucción, cuando ocurre.
Se
regenera periódicamente, excretándose los microorganismos muertos a través de
las heces. Evita que se desarrollen enfermedades.
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